6.8.11

Sol en el horizonte

Sol en el horizonte, el cielo empieza aclarar y ella aún en pie, viendo la noche acabar y esperando un nuevo día, tumbada en la orilla del mar, con sus pies enredados entre la arena, acariciando la marea que comienza a bajar. Sus manos sobre su abdomen, jugando a acariciar su ombligo con el dedo índice. Sin desviar la mirada del sol apareciendo sobre el mar. Le gustaría mirar a su derecha y encontrar a alguien allí, que le agarrase la mano con firmeza y le transmitiera seguridad; pero no desvía la mirada a pesar de que la duda exista. Comienza a deslizar la mano por la arena en busca del contacto de esa mano, cálida y suave que le corresponda la caricia…
Y es posible que si pidiera esa caricia, alguien se ofrecería, pero no quiere caprichos recibidos sino actos inesperados, que la situación surja como un latido de corazón acelerado en el momento que te tocan.
También es cierto que esperar es desaprovechar el tiempo muerto en el que solo la negatividad ronda por su mente, pero si ella es así, no puede hablar ni buscar la caricia. Aunque duda de si está bien como actúa, porque su pasado está basado en andar de error en error como cuando cruzas un rio de piedra en piedra con el miedo de caerte, y empaparte hasta el alma, con miedo de resbalarse y caer…
Sol deslumbrando su rostro, le hace volver a la realidad, ya amaneció y no se percató de ello, cuando se adentra en su pensamiento reflexionando, se olvida del tiempo, de donde se encuentra; olvidando mirar a la derecha, olvidando esa caricia, y olvidando cambiar el ritmo de su corazón marchito, por un ritmo de esperanza…

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