Ella, rutina

Sentada en la barra de un bar, una mujer, morena de pelo largo, con ojos color miel, y la piel dorada; en la mano una copa de vodka con el carmín rojo de los labios marcados en ella, observa atenta la puerta de entrada, ausente, en su mundo, en su pensamiento… sin darse cuenta de la expectación que tiene a su alrededor, encerrada en una única preocupación, que su mundo de desmorone de nuevo, que tenga que empezar otra vez a construir cada huella marcada en la arena de una playa desierta que solo ella visita, con la esperanza de que algún día se encuentra a aquella persona que quiera formar parte de su paseo, de su rutina, de su vida…
Mientras un chico sentado al otro lado de la barra la observa hipnotizado, coge una servilleta, escribe y se acerca a ella, introduciendo en el bolso de la chica dicha servilleta y se marcha.
La chica inconsciente de dicha situación al llegar a casa encuentra la nota… y al final de 4 versos bonitos lee, “llevo tiempo observando como todas las mañanas caminas por la misma playa, como por la noche vuelves a pasar mirando al mar… mañana cuando vuelvas a ir orienta tu mirada hacia la orilla en vez del al mar, allí estaré yo esperándote con mil conchas marinas y mi corazón para regalarte”