14.9.11

Nitroglicerina

Nada que no pueda arreglarse con nitroglicerina, no pasa nada que no pueda arreglarse con apagar del pecho una pequeña llama de esperanza, ilusión… con un simple soplido de brisa marina que entra por la ventana. Qué pena que esta no arda, quemando todos los rastrojos que se encuentre por su paso hacia una vía de escape buscando un oxigeno tan contaminado, de desilusión, desconfianza y desconsuelo, que llegue a espesarse como la nitroglicerina, que por mucho que quiera usarla aún tiembla la mano dudosa de lanzarla a lo más profundo del alma y en un estallido de gritos ahogados por un sorbito de agua haciendo contacto y creando una explosión acabando así con todo sentimiento sembrado y floreciendo, dejando un corazón tan frio y solo pero a la vez desahogado y tranquilo, con un ritmo natural y cómodo, que al cuerpo no le cueste caminar, ni a la mente pensar. Con esta libertad podrá caminar en soledad sin esperar llamadas, ni necesidad de escuchar palabras tan falsas y carecientes de valor como el tiempo malgastado en ellas, que es como caer en una piscina vacía e intentar nadar en ella, cuando lo único que consigues es caer contra el suelo, haciéndote daño, aunque más dolor causa un golpe sentimental, moral o mental, ya que son heridas difíciles de currar sino es con nitroglicerina, una cerilla y volver a empezar entre cenizas…

Gritar es lo que necesitamos a veces hacer, gritar hasta quedar agotados.

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