Un día más soy víctima de mi imaginación, quiero demostrar que las cosas no me importan, no me afectan, y que siguen su curso… pero no es así. He de admitir que echo de menos algo que recientemente tenía, y sé que no lo voy a recuperar porque yo misma me lo prohíbo, me prohíbo pensar, actuar, y hablar. Como muchas otras cosas que me he ido prohibiendo a lo largo de los años, mirar atrás duele y abre heridas casi cicatrizadas, por eso me aferro al presente esperando un futuro donde todo sea diferente a lo pintado en mi memoria todos estos años. Si he derramado lágrimas no es porque me hayan vencido, sino porque sigo luchando, y el dolor de este esfuerzo es tan grande que se transforma en lágrimas recorriendo mis mejillas, y no por ello me considero débil, porque no es más fuerte el que no llora sino el que se permite llorar para desahogar su alma.
1 comentario:
Ya conoces la natureleza del cuerpo humano y las debilidades de nuestra mente. así como lo complejo de nuestro corazón.
suerte princesa!!
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